Una de las maneras más efectivas para aprender, está relacionada con la capacidad de las personas de involucrarse de manera activa en el proceso, es decir, aprender haciendo. Una frase interesante y que según Rodríguez y Ramírez (2014), se le atribuye a Aristóteles, dice así: “Lo que tenemos que aprender a hacer, lo aprendemos haciendo” (p. 55). En este sentido, como docentes estamos invitados a mantenernos actualizados, no solo en lo correspondiente a nuestras disciplinas científicas, sino también, en los avances que se van realizando en relación con la manera en que aprenden las personas. De esta manera, la tendencia de aprender a través de la acción está siendo puesta sobre la mesa de análisis, para que los docentes puedan conocerla, aplicarla y valorarla desde su práctica educativa.

Una estrategia que puede colaborar en el desarrollo de esta experiencia de aprender haciendo, es el uso de las simulaciones, a través de las cuales, es posible la construcción de escenarios de aprendizaje desde un enfoque constructivista y significativo. A través de una breve investigación bibliográfica, se puede identificar que la simulación ha sido muy difundida y aplicada en los procesos formativos de la medicina, ya que el aprender haciendo en condiciones reales para esta disciplina, implica condiciones tan serias, como lo es la vida humana, donde un error no es visto como una oportunidad para aprender sino como un riesgo para la vida. Por lo cual, han identificado la necesidad de innovar para definir maneras más adecuadas en que los futuros profesionales en medicina puedan desarrollar las competencias requeridas para el adecuado desempeño de su profesión, sin poner en riesgo la vida de las personas o sin enfrentarse a condiciones administrativas restrictivas.

Ahora bien, a pesar de que su aplicación se haya centralizado en la medicina, esta estrategia de aprendizaje por simulación, puede ser utilizada en cualquier programa de estudio que implique el desarrollo de habilidades procedimentales. Según lo exponen Berner y Ewertz (2018), la simulación es una estrategia de aprendizaje que permite crear un sistema o escenario artificial, en el que se reproduzcan o repliquen las características de una situación típica o problemática del contexto laboral en estudio, lo más fidedigna posible, de manera que demande la puesta en práctica de las competencias, habilidades, conocimientos y emociones de los aprendientes, para atender esa eventualidad. 

Otra característica de la estrategia de simulación, como condición particular, es que se desarrolla en un escenario seguro, es decir, donde se pueden equivocar, reflexionar y repetir los procedimientos, cuantas veces así lo necesiten, hasta que se logre comprender el proceso y perfeccionar la técnica. Los estudiantes viven todo este proceso de aprendizaje, sin que tengan que experimentar consecuencias negativas hacia ellos o para los posibles usuarios o clientes. De esta manera, se les facilita aprender desde este escenario artificial, para que posteriormente, puedan implementarlo en sus espacios laborales reales (Berner y Ewertz, 2018).

Por lo tanto, con esta estrategia se promueve el Aprendizaje basado en simulación, en el cual, el personal docente recrea un escenario de aprendizaje, para que los estudiantes pueden aprender haciendo, según los resultados de aprendizaje que se hayan seleccionado para cada actividad. Asimismo, esta experiencia les permite ensayar sus actuaciones y procesos de toma de decisiones, al igual que el análisis de las posibles consecuencias, con el propósito de que posteriormente puedan aplicar este conocimiento en los espacios reales de trabajo.


La implementación de esta estrategia de aprendizaje basado en simulaciones tiene diferentes respaldos teóricos, en los que se evidencian las bondades o beneficios que ofrece al proceso de mediación del aprendizaje. En el caso de Escamilla (2003)(citado por Díaz , 2012), expresa que entendiendo las simulaciones como tecnologías interactivas, se hace evidente que facilitan un proceso de interacción de los estudiantes con el mundo, lo que promueve la ampliación de su experiencia y la recepción de la realimentación pertinente y oportuna. De igual manera, fomenta la participación activa durante el aprendizaje y ofrece la posibilidad de integrar los conceptos y los procedimientos.  

En el caso de Barrios, Urrutia y Rubio (2017), exponen que la simulación permite a los estudiantes aprender sin experimentar el miedo al error, ya que, este más bien se concibe como una oportunidad para aprender, autovalorarse y plantearse oportunidades de mejora. Asimismo, los autores destacan que otro aspecto que respalda la aplicación de esta estrategia, es que, desde la Teoría del aprendizaje social, aspectos como la autoeficacia y el locus de control, se ven fortalecidos a través de ella, esto debido, a que cada estudiante tiene la posibilidad de poner en práctica sus conocimientos y habilidades, con la ventaja de poder repetir la experiencia hasta sentirse satisfechos con su desempeño. De esta manera, la participación en los ejercicios planteados y la satisfacción de poder realizarlos adecuadamente, les permite acrecentar su seguridad y autopercibirse como personas capaces de realizar las actividades que le plantea el personal docente, con control sobre los resultados que se generan. Estas condiciones se consideran como un factor promotor del mejoramiento, en relación con el compromiso, disposición y cumplimiento en el proceso de aprendizaje.

Al reflexionar sobre la propuesta de Flores, Giraldo, Tabares y Osorio (2017), se reconoce otro argumento que respalda el uso de la estrategia de simulación para fomentar el aprendizaje, ya que mencionan que estas experiencias de aprendizaje permitan a los estudiantes, no solo aplicar los conocimientos relacionados con el curso, sino, que al tratarse de una simulación, deben tomar decisiones y ejecutarlas, por lo qué, también es posible realizar un análisis sobre las posibles consecuencias que se pueden generar al elegir una opción u otra. Por lo tanto, además del aprendizaje procedimental, con una adecuada orientación por parte del profesor (mediador) del curso, se puede promover una experiencia metacognitiva, que les permita reflexionar sobre sus propios procesos de pensamiento y aprendizaje.

Aunado a esto, López y Chávez (2013), mencionan que la utilización de la simulación educativa, por sus elementos de imitación o reproducción de un aspecto de la realidad, le facilita a los aprendientes la oportunidad del trabajo interdisciplinario, ya que según sea la situación planteada por el personal docente a cargo, puede que sea necesario la integración de los saberes de diferentes disciplinas para responder adecuadamente a los solicitado, por lo que, se abre un espacio para el trabajo colaborativo, así como, para la interconsulta o reflexión compartida con otros estudiantes o profesionales en distintos campos de estudio. De esta manera, se comparten experiencias, se reflexiona sobre las posibles perspectivas desde las que se puede afrontar la situación y sobre las consecuencias que se puedan generar, desde esos distintos ángulos de mira, que ofrece la interdisciplinariedad.

Como lo exponen López y Chávez (2013), la estrategia de simulación, según la propuesta de mediación elaborada por el personal docente, puede denominarse como juego de simulación, juego profesional, o también, juego de enseñanza-aprendizaje, entre otros. Es por esto, que a esta estrategia se le pueden integrar situaciones de aprendizaje basadas en juegos, es decir, aplicar la gamificación en la simulación. Este elemento aporta más beneficios a la estrategia como, por ejemplo, que a través de una dinámica de juego se pueden utilizar diferentes recursos para motivar al estudiante a iniciar el proceso de aprendizaje, así como, a mantenerse interesado y esforzado por participar o a comprometerse a terminar con éxito la misión encomendada, esto debido a los efectos que produce el juego en las personas, es decir, el despertar del deseo de superar el desempeño de otros o culminar los niveles de manera más rápida, para destacarse como ganador.

Asimismo, la estrategia de simulación ofrece otro aporte importante y es la promoción de una participación activa por parte del aprendiente. Como lo mencionan López y Chávez (2013), es una experiencia que permite la asignación e interpretación de diferentes roles, según los escenarios laborales reales que se intentan imitar. En cada uno de ellos, hay una responsabilidad en el análisis de la situación, valoración de las opciones y la toma de decisiones. Por lo que, cada estudiante debe involucrase de manera activa y comprometida con la tarea de aprendizaje, con el fin de brindar una propuesta argumentada adecuadamente para afrontar la situación descrita. De esta manera, “coloca al estudiante en posición de conocer, investigar, trabajar en colaboración y aprender a jugar roles sociales en un proceso de toma de decisiones en ciencia y tecnología” (Chávez, 2013, p. 486). 

Desde el Modelo Educativo de la Universidad Técnica Nacional, se promueve el uso de experiencias de aprendizaje que permitan al estudiante desarrollar todo su potencial de aprendizaje, a través de la mediación pedagógica que realizan los docentes, por lo que, el uso de las simulaciones en los entornos educativos es una estrategia más que puede colaborar con esta misión. Como lo menciona el Modelo Educativo “consecuentemente, las estrategias de mediación pedagógica integran a lo largo de todo el proceso formativo la elaboración e implementación de trabajos de investigación, el desarrollo de proyectos, el análisis de casos, las simulaciones, las prácticas profesionales, el aprendizaje en servicio, el aprendizaje basado en problemas, entre otras” (UTN, 2016, p.4).

De esta manera, con el interés de mostrar una serie de ideas que pueden considerarse al momento de promover el aprendizaje basado en simulaciones, se presentan las siguientes acciones. No pretenden ser exhaustivas ni obligatorias, pero si brindar una ruta para la implementación de esta estrategia.

1.    Definición de los resultados de aprendizaje: un paso inicial que debe incluirse en cualquier estrategia de mediación pedagógica, consiste en lograr definir cuál o cuáles serán los aprendizajes que se quieren facilitar a los aprendientes, con la actividad que se les propondrá realizar. Por lo tanto, es importante que estos tengan coherencia con los planteamientos del programa de estudios del curso, así como, de la malla curricular de la carrera en general. De esta manera, al tener claros los resultados de aprendizaje, es posible definir los contenidos relevantes a se abordarán, como apoyo para alcanzar los resultados esperados.

 2.    Definición de la situación: como toda estrategia de aprendizaje, la simulación permite que dentro de la experiencia se puedan integrar actividades o ejercicios para enriquecer la práctica. En este caso, para definir la situación central que promoverá la simulación, se pueden considerar varias opciones: un evento problemático por resolver, un caso de estudio para analizar, una auditoria para evaluar, la ejecución de un procedimiento, una propuesta de optimización, entre otras. Esta etapa es muy importante, pues servirá de base para las posteriores acciones.

 3.    Establecer de las características de la situación: al hablar de una simulación, es decir, de la acción de reproducir una situación laboral, social, ambiental, entre otras, que permita a los estudiantes enfrentarse a experiencias que suceden en la realidad, pero dentro de un espacio seguro de aprendizaje, es muy importante que se realice un análisis detallada de esta situación, con el fin de poder definir adecuadamente cada una de las características o condiciones básicas que describirán a la situación. El cuidado en estos detalles y su clarificación, son el elemento clave para que la simulación sea exitosa, ya que depende del grado de similitud con la realidad, lo que permitirá un aprendizaje auténtico. Cada característica permite recrear adecuadamente la escena, en la que los estudiantes deberán actuar, a saber, contexto, recursos, antecedentes, personal, entre otros.

 4.    Definición de las tareas: en la simulación es muy importante que el personal docente deje en claro las acciones, ejercicios o actividades que deben realizar los aprendientes, como parte de esta experiencia de aprendizaje. Es necesario recordar que, el principal actor de este proceso es la persona que aprende, por lo cual, la claridad sobre lo que debe realizar en esta etapa, será un factor determinante. Asimismo, se debe definir si existirá un trabajo previo de estudio de algún material o recurso, que les facilite el contenido relevante de esta experiencia, de manera que, en la simulación, ya cuenten con el sustento teórico que les oriente en la ejecución. Además, al tratarse de una simulación es necesario realizar la definición de las identidades o roles que deberán asumir los estudiantes, de manera, que cada uno de ellos tenga una responsabilidad y participación durante el proceso, sea de forma individual o grupal. En este punto, es también importante definir el rol o la actuación que tendrá la persona docente a cargo de la simulación, ya que la prioridad será dejar actuar a los estudiantes, por lo que es muy importante que se defina y dialogue con ellos, la manera en que intervendrá el docente, para no cortar la ejecución o actuación de los aprendientes, pero sí brindar la guía necesaria en los momentos oportunos.

 5.    Selección de los materiales o recursos: como en cualquier puesta en escena, la escenografía y utilería son parte esencial de la obra, por lo cual, cada docente debe organizar de manera previa cada uno de los materiales, recursos, artefactos, entre otros, que se van a requerir para la simulación. Dependiendo del curso en el que se implemente la estrategia de simulación, puede requerirse equipo informático y software de simulación, por ejemplo, cuando se deben usar máquinas, herramientas o sistemas informáticos que no se tengan o que no se deban utilizar en vivo. Además, pueden requerirse talleres con maquinaria y herramientas, así como, laboratorios con material de experimentación, equipo informático, productos químicos o biológicos, entre otros, con que la institución cuente y puedan utilizarse en vivo. En otros casos, puede requerirse material escrito, apoyo audiovisual, vestuario, mobiliario, salas o auditorios, así como, todo aquello que facilite la ambientación para involucrarse de lleno en la situación. Todo esto, debe ser planificado por el docente en conjunto con los aprendientes, previo a la actividad.

 6.    Ejecución de la actividad: una vez que se han contemplado todos los detalles previos y se ha llegado a la fecha y hora fijada para realizar la simulación, es necesario revisar que todos los elementos requeridos para esta experiencia de aprendizaje están disponibles, además, verificar que los aprendientes tengan claro qué se les está solicitando realizar. En este punto, se debe desarrollar la simulación. Como docentes, es necesario estar muy atentos durante toda la actividad, con el fin de poder resolver consultas, realizar correcciones en momentos oportunos y apoyar a los estudiantes durante su ejecución. En este caso, se podría pensar en la similitud con la figura del director de una obra de teatro, es quién más conoce la obra y los resultados que quiere alcanzar con la ejecución, pero no actúa. De manera similar, el profesor no tiene el lugar protagónico, pero es la persona idónea para orientar a los estudiantes en esta ruta de aprendizaje.

 7.    Actividad de evaluación: ya sea que se realice de manera sumativa o formativa, es muy valioso tener un espacio para llevar a cabo un cierre de la actividad, así como, para involucrar a los estudiantes en procesos de autoevaluación y evaluación entre iguales, incluyendo la evaluación docente, de tal manera, que se pueda sistematizar la experiencia y obtener los aspectos fuertes y áreas de mejora, para futuras actuaciones. En este punto, es necesario utilizar algún instrumento de evaluación como, por ejemplo, la rúbrica, ya que esta facilita y orienta el proceso de evaluación de una manera más objetiva, descriptiva (ofrece realimentación), ordenada, homogénea y con respaldo o evidencias de los resultados, tanto para docentes como para estudiantes. 

Al concluir esta presentación breve sobre la estrategia de simulación, es importante aclarar que su implementación puede ser adecuada para ciertos resultados de aprendizaje y contenidos relevantes, mientras que para otros no lo sea tanto, por lo cual, como docentes es necesario que valoren y reflexionen acerca de cuáles son los momentos más oportunos, según el programa del curso, para implementarlo en sus cursos. Asimismo, valorar si se trata de una simulación completa o global, o si más bien, se aplica una simulación de una actividad o procedimiento específico.


Lo que se pretende con este fascículo, es mostrar inicialmente algunas características de esta estrategia, al punto de motivarlos a seguir investigando y experimentando con la simulación, ya que ofrece importantes aportes para facilitar el aprendizaje significativo, así como, para promocionar en los estudiantes el desarrollo de la innovación, la construcción de saberes, el desarrollo de competencias y la articulación de esfuerzos a través de las comunidades de aprendizaje, junto a la guía del docente. Como lo menciona Vega (2012) “todas las simulaciones globales comparten una serie de técnicas de animación y de narración guiadas por los principios de la libertad, la creatividad, la diversión y el trabajo colaborativo” (p.25). De esta manera, se les invita a seguir navegando, hacia el mejoramiento de nuestros procesos de mediación pedagógica.

Barrios, S., Urritia, M. y Rubio, M. (2017). Impacto de la simulación en el desarrollo de la autoeficacia y del locus de control en estudiantes de enfermería. Educación Médica Superior. 31(1). 125-136. Recuperado de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21412017000100012

Berner, J., & Ewertz, E. (2018). Bases teóricas del uso simulación para el entrenamiento en cirugía. Revista Chilena de Cirugía70(4), 382–388. Recuperado de http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=a9h&AN=131280907&lang=es&site=ehost-live

Díaz Forero, J. E. (2012). Simulación en entornos virtuales, una estrategia para alcanzar “Aprendizaje Total”, en la formación técnica y profesional. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos42(2), 49–94. Recuperado de http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=a9h&AN=84984949&lang=es&site=ehost-live

López, G. y Chávez, S. (2013). Simulación educativa: Herramienta didáctica para educación Ciencia Tecnología y Sociedad en la disciplina Filosofía y Sociedad. Humanidades Médicas13(2), 480-497. Recuperado de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-81202013000200011&lng=es&tlng=es.

Rodríguez, A. y Ramírez, L. (2014). Aprender Haciendo - Investigar Reflexionando: Caso De Estudio Paralelo en Colombia y Chile. Academia y Virtualidad7(2), 53–63. Recuperado de http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=a9h&AN=100135834&lang=es&site=ehost-live

Universidad Técnica Nacional. (2016). Modelo Educativo de la Universidad Técnica Nacional. Recuperado de https://www.utn.ac.cr/content/modelo-educativo

Vega, J. (2012). La simulación en el aula. Contextos imaginarios en la enseñanza de ELE. [Trabajo fin de maestría en Español Lengua Extranjera]. Universidad de Oviedo. Recuperado de http://digibuo.uniovi.es/dspace/bitstream/10651/4016/6/TFM_Joaqu%C3%ADnVegaGonz%C3%A1lez.pdf

 

María Rebeca Quesada Murillo

Asesora académica

Fascículos Navegando juntos

Centro de Formación Pedagógica y Tecnología Educativa

Vicerrectoría de Docencia

Universidad Técnica Nacional

2018

http://navegando-juntos-utn.mozello.com/

 

 

Ilustraciones tomadas de https://www.flaticon.com/


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