Cuando hablamos de aprendizaje, es importante considerar que hay muchas formas de explicarlo y esto dependerá de la fundamentación teórica que se esté trabajando, en este sentido, podemos considerarlo como un cambio en la conducta, como la interacción entre el aprendizaje previo y el nuevo o como la creación de nuevas sinapsis; indistintamente de la conceptualización elegida, resulta indispensable considerar que así como hay diferentes formas de explicarlo, hay una gran variedad de factores internos y externos que intervienen en el proceso, y por ende, diferentes estrategias para llegar a él, como por ejemplo, el aprendizaje por proyectos.

Para iniciar, es necesario esclarecer a qué nos referimos cuando hablamos de proyecto, por lo que de forma sencilla, lo vamos a definir como el proceso de gestión de acciones concatenadas que se realizan con el interés de alcanzar cierto resultado, es decir, consiste en la elaboración de la idea de trabajo, la descripción general de la  iniciativa y los objetivos, la planificación de actividades, cronogramas, recursos, responsables, incluyendo la ejecución de las actividades y la etapa de valoraciones, entre otros aspectos, que permitirán alcanzar con éxito la meta trazada. 

A grandes rasgos, el pensar en un aprendizaje basado en proyectos, nos remite a la idea de propiciar o facilitar la construcción de saberes, a través del desarrollo de un proceso de planificación, en el cual se incluyan todos los elementos fundamentales de un proyecto.  Por lo tanto, los estudiantes adquieren una participación activa en el aprendizaje, ya que el docente se convierte en la figura de consultor, en la medida que brinda las pautas generales o buenas prácticas para su ejecución _según las orientaciones teóricas seleccionadas_ y acompaña en el proceso de construcción del aprendizaje que realizan los estudiantes, a través del desarrollo del proyecto.

De esta manera, a pesar de que hay ciertas condiciones básicas de estructura en los proyectos y del enfoque particular que cada docente quiera darle a su mediación _según los propósitos del curso_  la práctica ha demostrado que este tipo de aprendizaje fomenta en los estudiantes el desarrollo de las habilidades y competencias requeridas para el autoaprendizaje y la autogestión del mismo, así como la capacidad de investigación, análisis y establecimiento de estrategias de resolución a las situaciones en que se ven enfrentados, no solo en el ambiente educativo sino también en su futuro espacio laboral.


El aprendizaje por proyectos puede aplicarse en cualquier disciplina o área de formación, que requiera desarrollar en los aprendientes, la capacidad de gestionar procesos complejos a través de la planificación de sus actividades estructurales. Por ejemplo, pensemos en las ingenierías que se imparten de la UTN ¿será posible implementar la estrategia del aprendizaje por proyectos? 


Según lo expuesto por  Rodríguez, Vargas y Luna (2010) “la ingeniería es la conceptualización, diseño, construcción y administración de proyectos y productos orientados a dar solución a una necesidad de la sociedad o del entorno” (p. 15). Desde esta definición, queda claro la respuesta a la consulta anterior, ya que por su naturaleza misma, las ingenierías tendrían como estrategia de aprendizaje idónea la puesta en práctica del aprendizaje basado en proyectos.

Cada ingeniería, y como lo comentamos anteriormente cualquier área de conocimiento, puede realizar su propia personalización o adaptación de la estrategia de aprendizaje basado en proyectos, ya que esta dependerá de los saberes que se quieran desarrollar en los aprendientes, además de la perspectiva o ángulo de mira que propone el docente a cargo, según su experiencia y de los requerimientos definidos desde el currículum de la carrera. Aunado a esto, la interacción con el sector socio-productivo, brindará también pautas de reflexión, que permitirán definir las características particulares para que esta estrategia de aprendizaje, sea la más eficiente para el desarrollo de habilidades, actitudes, capacidades, aptitudes, entre otras condiciones, que resultan idóneas para cada profesión.

De esta manera, el aprendizaje basado en proyectos, es una estrategia que permite la puesta en práctica o ejercitación de los saberes conceptuales desarrollados en una experiencia educativa, sobre una actividad o experiencia específica, orientada a la consecución de un proceso o la realización de un producto. Así, la estrategia incluye desde la ideación de la propuesta, la valoración del contexto en relación con recursos internos y externos para su desarrollo, la definición de cada una de las etapas y finalmente, el establecimiento de una respuesta a la condición particular que se planteó, en muchos casos, a la creación de un producto específico.


En el Marco del Modelo Educativo de la UTN, que propone un proceso de mediación pedagógica, basada en los principios de la biopedagogía y la ecoformación, por lo que, en este fascículo no se pretende ofrecer una receta o estándar para aplicar en sus espacios de aprendizaje, más bien, pretende ser una presentación básica pero al mismo tiempo motivante, para que puedan salir _con las bases necesarias_ a investigar más, acerca de cómo se puede aplicar el aprendizaje por proyectos desde su disciplina.

 Aclarado este punto, se nos invita a reflexionar  ¿cómo materializamos, desde el saber hacer, estos aportes teóricos?

La respuesta no es sencilla, pero si podemos mencionar que una de las primeras claves que se proponen, es la creación de un escenario educativo, que conceptual y pragmáticamente, puedan permitir el desarrollo de una experiencia de aprendizaje significativa y estimulante para el aprendiente. Como lo exponen Rodríguez et al. (2010), se requiere una experiencia tan auténtica como sea posible, con un enfoque constructivistas, centrada en el aprendizaje del estudiante y el docente como guía del proceso. Es el desarrollo de una situación que fomente la investigación y resolución de problemas, a través de la experimentación. Es indispensable, por lo tanto, la creación de espacios para el aprendizaje, con estas condiciones.

Como segunda clave, para su implementación, se considera la reformulación o resignificación de los roles que ejecutan los actores del proceso educativo. Así, el docente ya no es el protagonista del acto educativo, sino que se convierte en este asesor, que brinda inicialmente las pautas generales para el desarrollo del proyecto _esto si lo considera oportuno_ pues también puede iniciar el proyecto con un proceso de investigación por parte de los estudiantes. Además, el docente instruye a través de la asesoría partiendo de las consultas y comentarios que plantean los estudiantes.

Asimismo, puede modelar la resolución de situaciones o análisis de casos similares a los que se están enfrentando los estudiantes; pues ya no es quien dicta la lección, sino que se vuelve guía del proceso que están realizando los aprendientes.

En esta misma línea, el proceso de aprendizaje también tiene condiciones particulares, pues la modalidad que se quiere desarrollar es de autoaprendizaje desde un trabajo colaborativo. Esto les permitirá a los estudiantes descubrir sus propias capacidades metacognitivas y además, poner en práctica las estrategias requeridas para realizar un adecuado abordaje interdisciplinario del proyecto, esto debido a que este tipo de trabajos involucra la utilización de diferentes recursos, servicios, negociaciones y acuerdos, entre otros.

Para la realización de este tipo de aprendizaje, se sugieren las siguientes acciones:

1.    Definir la estrategia para la selección de los temas, ya sea que el docente los proponga según la temática del curso o que las comunidades de aprendizaje lo escojan de forma libre, condición que exige que se realicen una justificación adecuada desde las características del curso en cuestión.

2.    Realizar una investigación previa sobre la temática seleccionada, para que a partir de allí, puedan realizar la descripción del proyecto, en la que se incluyan los objetivos, la identificación del problema o situación a abordar, la población meta, y otras condiciones contextuales que resulten importantes para comprender las dimensiones y razón de ser del proyecto. Es importante discutir este avance con el docente y el grupo en general, para ofrecer la realimentación oportuna.

3.    Una vez aprobado el tema, es importante que cada comunidad de aprendizaje realiza la etapa de planificación, en la cual, se lleva a cabo el establecimiento de la estrategia de abordaje de la situación planteada, en la que se deben incluir las acciones a realizar, el cronograma de trabajo, los recursos que serán requeridos, el personal humano con que se debe contar, los espacios para desarrollar el proyecto, entre otros. Este proceso requiere el acompañamiento cercano del docente para que genere una mirada crítica hacia el trabajo, que se piense en cuestiones que quizá se han dejado de lado, que se reflexione sobre experiencias previas sobre abordajes parecidos, entre otros. Aquí el docente es una pieza clave, para el acompañamiento y análisis de esta planificación.

4.    La siguiente fase, es la realización del proyecto, según los aspectos descritos y los elementos definidos en la planificación. Esta experiencia debe desarrollarse en un ambiente lo más similar a la realidad posible, ya que les permitirá enfrentarse a un escenario laboral y a las condiciones particulares del mismo. En principal objetivo aquí es practicar la implementación de un proyecto, el poder enfrentarse a las situaciones reales que pueden resultar a favor o en contra del mismo, poner en práctica los conocimientos teóricos vistos en este curso pero además, en toda la carrera.

5.    Como fase final, se puede desarrollar un proceso de evaluación, en el cual, sería de gran importancia que se integren el docente, los estudiantes de cada comunidad y también el grupo en general, para valorar todo el proceso y por supuesto, los resultados obtenidos durante la puesta en práctica del proyecto. Esta etapa permitirá definir las áreas de mejora y también las fortalezas en cada una de las etapas. Asimismo, se pueden identificar los factores críticos o de riesgos del proyecto, como también los factores de éxito. También se puede hacer una evaluación del trabajo que cada miembro del grupo aportó al proceso, para brindarle recomendaciones y reconocer sus habilidades y capacidades. De ser posible, sería muy interesante incluir también la opinión de las personas que se beneficiaron con el producto o servicio del proyecto, para tener un ángulo de mira distinto al ambiente educativo.

Como se puede observar, esta propuesta de implementación plantea algunas líneas generales desde las cuales se puede dibujar un aprendizaje por proyecto. No se detalla en las actividades, para permitir aflorar la creatividad e innovación de los docentes que quieran llevarlo a cabo, y que como expertos en las áreas de conocimiento que abordan en el curso, puedan brindarle una adecuada personalización de la estrategia.

Le invitamos a poner en práctica este tipo de aprendizaje y desde luego, a contarnos su experiencia.

María Rebeca Quesada Murillo

Asesora académica

Fascículos Navegando juntos

Centro de Formación Pedagógica y Tecnología Educativa

Vicerrectoría de Docencia

Universidad Técnica Nacional

2018


Rodríguez-Sandoval, E., Luna-Cortés, J., & Vargas-Solano, É. M. (2010). Evaluación de la estrategia "aprendizaje basado en proyectos". Educación Y Educadores, 13(1), 13-25. Recuperado de http://web.a.ebscohost.com/ehost/pdfviewer/pdfviewer?sid=3afa7032-48e3-481f-a5de-a930c0fafabe%40sessionmgr4006&vid=0&hid=4104

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Vista del Fascículo 1 en PDF.

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